domingo, 26 de mayo de 2019

Reflexiones sobre la Ideología y la Utopía.


El concepto de utopía prácticamente ha sido sustituido en el discurso político por el concepto de ideología, estando en desuso la vieja concepción utópica de la realidad como horizonte que oriente la ideología política.  En este sentido, cabe reflexionar sobre la recuperación del concepto de la utopía en la ideología, el discurso político y la acción social.

Según el Diccionario de Sociología  elaborado por Giner, Espinosa y Torres (1998), la ideología trata un conjunto de construcciones mentales relacionados con distintos discursos sociales. Contiene una doble dimensión política y moral difícil de diferenciar con aspiraciones interpretativas holísticas de la realidad. Su validación queda sujeta a la correspondencia con la realidad y la capacidad legitimadora de la acción social. En relación al concepto de utopía se define como un ideal deseable al que la sociedad debería encaminarse, siendo el utopismo la creencia sobre la posibilidad de la transformación del mundo social según los ideales utópicos.



Continuando con los orígenes del concepto de la ideología, encontramos que Bacon fue uno de los precursores del concepto. En la teoría de los ídolos de Bacon se hace referencia a cuatro tipos de ídolos como distintas formas de prejuicios; los ídolos de la tribu, los ídolos de la caverna, los ídolos del mercado y lo ídolos del teatro. Por otra parte, Maquiavelo contrapone el pensamiento público al pensamiento de palacio. En otro orden, Hegel afirmaba que “todo lo real es racional y todo lo racional es real”. Marx, plantea el concepto de la ideología como un problema de falsa conciencia. Marx, parte de la crítica al pensamiento racionalista hegeliano y desarrolla el concepto de ideología para mostrarlo como la estructura de pensamiento característico de una determinada posición de clase. Por otra parte, Mannheim reflexiona sobre la esterilidad de la ideología y la fecundidad de la utopía como forma de transformación de la sociedad. El concepto de ideología suele contraponerse al de utopía en el sentido de la posibilidad de realización de la misma o la congruencia con el estado de la realidad. En este sentido, Mannheim realiza una inversión de la definición del concepto de la utopía, como algo con posibilidad de realización.

“La ideología son ideas que trascienden las situaciones y que nunca logran realizar de facto sus proyectados contenidos. Aunque a menudo las ideologías constituyen motivos bienintencionados de la conducta subjetiva de un individuo, cuando cobran realmente cuerpo en la práctica sus significaciones quedan muy frecuentemente deformadas….  Las utopías también trascienden la situación social, pues ellas también orientan la conducta hacia elementos que la situación no contiene. Pero no son ideologías, es decir, no son ideologías en la medida en que logran, mediante la acción contraria, transformar la realidad histórica existente en una realidad que está más de acuerdo con las concepciones propias de las utopías” (Mannheim, Ideology and Utopia, en Ricoeur, 2006).



Desde la perspectiva de Mannheim, la utopía se basa en la rebelión de la clase oprimida por lo que no considera como género utópico ni La República de Platón ni la Utopía de Tomás Moro, a quien se le atribuye la creación del propio concepto de utopía en 1516. Por tanto, el autor considera que el comienzo del género utópico se inicia con el teólogo Thomas Müntzer, caudillo de los campesinos alemanes en el siglo XVI. Mannheim elabora una taxonomía en la que identifica cuatro tipos de utopías, cuyo principal denominador común es ser de tipo antagónicas: Las utopías quilastas o milenaristas, donde la revolución social se basa en motivos religiosos, siendo el citado anabaptista Thomas Müntzer uno de sus señeros representantes. El segundo tipo es la utopía humanitaria liberal, basada en la confianza en el proceso pedagógico y formativo que culmina con el idealismo alemán, reflejo de la filosofía de la ilustración. El tercer tipo de utopía es el conservadurismo, donde el pueblo y la nación son como un organismo donde los individuos son partes nucleares de un todo. La cuarta utopía es la socialista comunista, basada en una síntesis interna compuesta por elementos de las tres anteriores formas utópicas. 

Según Mannheim, la ideología preserva el orden existente y la utopía destruye dicho orden, dando lugar a una nueva realidad. La utopía, más que un género literario, es el discurso de un grupo. En este orden de la cuestión, la utopía tiene una clara conexión con un grupo socialmente ascendente, en contraposición con la ideología y el grupo gobernante. Mientras que la ideología es lo que preserva cierto orden dado, la utopía es definida como algo irrealizable por los representantes de dicho orden, puesto que no consideran posible lo que no es conforme con el orden que representan. También es sugerente la clasificación dualista de Lewis Mumford, en su obra The Story of Utopías, diferencia entre utopías de evasión y utopías de reconstrucción.

Ricoeur, señala que Mannheim, en su intento de contraponer el concepto de ideología al de utopía concibe lo que denomina la paradoja de Mannheim, puesto que el concepto de utopía adquiere un estado ontológico y epistemológico análogo al de la ideología y, aunque opuesto, la utopía no deja de ser un tipo de ideología antagónica de clase o, en cierto modo, la ideología de la oposición política. Ricoeur opina que Mannheim mostró que el camino que posibilitaba la superación conceptual de la paradoja teórica entre la ideología y la utopía, comienza en la praxis o transformación de la realidad en un mundo mejor . Ricoeur también considera que Mannheim tiene el mérito de ser el primer autor que integra los conceptos de ideología y utopía dentro de la problemática de la incongruencia con el estado de la realidad de la cuestión, a la vez que diferencia ambos conceptos mediante la oposición entre ambos, lo cual implica una inversión de los términos anteriores. En el orden de la cuestión, también habría que considerar a los autores anarquistas que, en vez de contraponer el concepto de ideología al de utopía, han realizado ejercicios de integración conceptual teórico-prácticas en relación al concepto de la utopía y las diferentes corrientes ideológicas anarquistas.



Focalizando en la síntesis entre la ideología anarquista y la utopía, podemos considerar que, a grandes rasgos, los principales representantes intelectuales del anarquismo han sido Proudhon, precursor de las teorías anarquistas modernas, Bakunin, Kropotkin y León Tolstói. Existen muchos autores y obras que han ayudaron a la propagacióndel pensamiento anarquista, especialmente entre el siglo XIX y XX,  entre las que podemos citar las obras “Que es la propiedad” de Proudhon, “El Manifiesto de la Anarquía” (1850) de Bellegarrigue, “La Desobediencia Civil” (1866) de Henry David Thoreau, el ensayo contra la esclavitud de Lysander Spooner “Unsconstitutionality of slavery” o la revista sociológica catalana “Acracia” (1886). En la actualidad, habría que considerar a Noam Chomsky como principal autor contemporáneo representante del pensamiento crítico libertario. 


Estos autores han influido en las variopintas corrientes ideológicas anarquistas y en las diferentes formas en las que han existido las experiencias de organización social de tipo autogestionaria, ácrata o libertaria. En este sentido tenemos una amplia gama de corrientes ideológicas anarquistas: el anarquismo individualista (Max Stirner), el anarquismo comunista (Piotr Kropotkin), el mutualismo (Proudhon), el colectivismo o anarquismo sindicalista (Mijaíl Bakunin) y el anarquismo organizado o plataformismo  como forma de federalismo anarquista (Néstor Majnó). También habría que considerar nuevas corrientes ideológicas contemporáneas; el feminismo anarquista, el anarquismo ecologista,  el veganarquismo, donde también se considera la “liberación animal”, el anarquismo insurreccionalista,  el anarquismo posestructuralista y, resultado de la influencia del anarquismo individualista norteamericano y el neoliberalismo, el anarcocapitalismo.  

Por otra parte, se han llevado a cabo diferentes formas de experiencias reales basadas en el socialismo utópico y el anarquismo; los Falansterios de Fourier, el socialismo reformista de la comuna Nueva Armonía liderado por Owen en Estados Unidos y otros tantos ejemplos acaecidos en una gran cantidad de países donde tuvo una importante influencia el movimiento anarquista; Rusia, Francia, Italia, Argentina, México, Cuba, Corea etc. Como ejemplos más reseñables se recuerda la Revolución Majnovista, realizada por los campesinos de Ucrania, y las revoluciones anarquistas españolas de 1934 y  1936.   

En resumidas cuentas, se podría clasificar el utopismo anarquista en: utopías federalistas, utopías comunitaritas y  utopías literarias anarquistas, en la que cabe citar la obra del Cyrano de Bergerac “El otro mundo” y la utopía anarquista “El Humanisferio” de Joseph Déjacque.  

Todas las corrientes anarquistas comparten el valor del antiestatismo y, a su vez, todas las corrientes se diferencian del anarcocapitalismo  respecto a los valores de la autogestión, la cooperación, el apoyo mutuo y la solidaridad social. En este sentido, es donde se encuentra la diferencia fundamental entre las corrientes anarquistas y las comunistas.  Mientras que el comunismo se basa en un sistema  que aspira a la apropiación del Estado para transformar la realidad, el anarquismo es un sistema que se opone al Estado, entendido como el monopolio de la fuerza. Tal vez este carácter radicalmente antiestatista haya contribuido a la extinción o poca continuidad de las diferentes experiencias anarquistas. Precisamente las diferencias ideológicas entre Bakunin y Marx provenían de este aspecto, Bakunin consideraba que la dictadura del proletariado supondría una nueva forma de totalitarismo de estado y opresión para el proletariado, a diferencia de Marx quien pensaba que la dictadura del proletariado sería absolutamente necesaria para conseguir una sociedad sin clases.

En consideración de los aspectos mencionados, la utopía más que un concepto contrapuesto al de la ideología, tal como lo consideraba Mannheim, parece ser un concepto complementario con diferentes formas ideológicas.  Quizás sean los valores presentes en el Mayo francés del 68, uno de los mejores ejemplos donde se puso de relieve una síntesis entre la utopía, la ideología y la acción política.


En los sistemas democráticos las ideologías son  fundamentales para la orientación del voto y, por tanto, la conservación o transformación de la realidad. En el sentido mentado, cabe  reflexionar sobre la recuperación del concepto de la utopía en el discurso y la praxis política diaria, integrando la contemplación y la acción como estrategia y táctica para conseguir un mundo más justo, donde se garanticen los derechos individuales, políticos y sociales. Un mundo donde no exista la pobreza ni los males sociales, tecnológicamente desarrollado y en simbiosis con la cultura y la naturaleza.  

Bibliografía de referencia: 

Bergerac, C. (2011). El otro mundo. Estudio introductorio, traducción y notas de Ramón Cotarelo, Madrid, Akal.

Giner, S., Lamo de Espinoza, E., y Torres, C. (1998). Diccionario de Sociología, Barcelona,
Alianza Editorial, S. A.

Moro, T. (1996). Utopía, Alianza Editorial. 


Ricoeur, P. (2006). Ideología y Utopía, Barcelona, Gedisa. 


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lunes, 1 de mayo de 2017

Sobre las izquierdas.

“No hay pues izquierda sin democracia, de la misma manera que no puede haber democracia sin izquierda” Enrique Tierno Galván.



El sempiterno problema de la izquierda ha sido la fragmentación ante la derecha. Las distintas corrientes socialistas, comunistas y anarquistas siempre han aportado definiciones que tratan de diferenciar la verdadera izquierda de las que no lo son, ofreciendo tesis de tipo excluyente entre distintas corrientes, e incluso entre las propias corrientes.  Por eso generalmente se habla de las izquierdas frente a la derecha.  Este hecho, la desunión de la izquierda, dividida entre esencialistas y pragmatistas, entre la izquierda como concepción del mundo y la izquierda como actividad política, la izquierda revolucionaria y la izquierda no revolucionaria o reformista, la nueva izquierda y la antigua izquierda, siempre ha favorecido el gobierno de la derecha. Por tanto, ofrecer una definición sobre la verdadera izquierda es una tarea tan huera e imprecisa como tratar de definir quienes son las personas que pertenecen a un determinado grupo étnico.

No hay verdad absoluta en estos temas sino sensibilidades frente a los problemas de la desigualdad social, política y económica y las soluciones para mitigarla, o incluso hacerla desaparecer. Al hilo de este argumento habría que diferenciar entre la izquierda democrática frente a la totalitaria. La quintaesencia de la izquierda estaría en una correcta composición entre los valores ideológicos de la izquierda (igualdad, derechos humanos, constitucionalización de derechos sociales y otros muchos) con el principio democrático, es decir, la soberanía emana del pueblo y los ciudadanos son libres y ceden su mandato a sus representantes públicos. Todo lo que no coincidan con esta unicidad se aleja de la izquierda porque en los sistemas políticos totalitarios de izquierda (socialismo de estado) estos principios brillaban por su ausencia y conducían a distopías como la elaborada por Orwell en rebelión en la granja, donde los cerdos (animales que guiaban la revolución animalista) al final no se diferenciaban en nada de los hombres (anteriores dueños de la granja que explotaban intensamente a los animales). 

Definir la izquierda en base al ADN político, es decir, por la pertenencia a un determinado partido político es algo análogo a un intento de racializar la propia izquierda. Por otra parte, ofrecer una definición sobre la verdadera izquierda en base a rasgos o consumos culturales propios de determinadas clases sociales, también es algo bastante impreciso, puesto que se puede pueden encontrar obreros de derechas y de manera inversa a empresarios que son de izquierdas, siendo los últimos más extraños que los primeros. En este sentido, la actual definición de la izquierda parece cercana a la definición constructivista de la cultura, dinámica, diacrónica y dialéctica. Parafraseando a Durkheim, las izquierdas serían formas de pensar, sentir y obrar.

En este sentido, y en un intento pragmático de definir a las izquierdas, tal como sugería Tierno Galvan, “solo hay izquierda cuando hay derecha y solo hay derecha cuando hay izquierda”, el antiguo alcalde de Madrid, considera como punto de partida del proceso analítico de lo que sea la izquierda, como una posición “codefinida”. La definición o representación entorno a que es la derecha, está mucho más clara que la definición sobre las izquierdas y, por tanto, para ofrecer una definición pragmática sobre qué es ser de izquierdas, en vez de partir de la comparación entre las propias izquierdas entre sí, se debería partir de la comparación con la propia derecha, mucho menos dinámica y cambiante. En este sentido, ser de izquierdas sería simplemente no ser derecha, y eso se traduce en no favorecer el gobierno de la derecha de manera directa o indirecta.


Para logar realizar cambios a favor de la izquierda, hay que gobernar y derogar las leyes abusivas de la derecha para logar mejoras en las condiciones de vida de la población mediante políticas universales de protección social.



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domingo, 16 de abril de 2017

Gran Hermano

El control del comportamiento de los individuos y de la población ha sido el objetivo no declarado de la mayor parte de las formas estatales conocidas, donde se han empleado distintas estrategias y mecanismos, desde la instrumentalización de alguna forma de religión al adoctrinamiento político y la represión, para lograr el control de la población.

                                             Santa María Maggiore en Roma
                                                
Durante siglos la iglesia católica  también se ha esforzado en adoctrinar y convencer a sus feligreses en la idea de que Dios los vigila en acto, pensamiento, palabra y omisión, y al igual que Jonás nadie se puede esconder de  Dios.

Según Thomas, si las personas definen determinadas situaciones como real, aunque no lo sean, éstas tienen consecuencias reales. Tomemos como ejemplo a los “Últimos de Filipinas”,  quienes seguían combatiendo porque pensaban que aún no había acabado la guerra, o bien la genial narración radifónica de la Guerra de los Mundos realizada por Orson Wells en 1938, donde muchos norteamericanostomaron como real el cometido de ficción de la retransmisión dando lugar a la histeria colectiva,  incluso llegando a darse casos de personas que afirmaban haber visto lo que Orwell narraba de manera fantástica. En otro orden de cosas, también tenemos el ejemplo del documental sobre el golpe de Estado realizado por Jordi Évole dando lugar a la emisión no deportiva másvista de la cadena.                                         

Fue Orwell quien plasmaría magistralmente en su distopía 1984 la idea de un control absoluto de la población, realizada por un modelo de Estado Total, liderado por un supuesto líder a quien nadie había visto en persona, el Gran Hermano, que como Dios, hacía de padre ausente encargado de vigilar y juzgar todos los actos de los miembros del Estado mediante el control tecnológico.

En general, muchas formas de gobierno se han valido de alguna religión como forma de control, puesto que adoctrinar a la población en la idea de que  un entre con cualidades divinas puede vigilar todos sus actos es una forma de control mental y moral de los individuos sin la necesidad de aplicar un control de tipo tecnológico.

En sentido extenso los sacerdotes son especialistas en producción y venta de ritos, bienes inmateriales y sistemas racionalizados de salvación. Mediante la instrumentalización  de la moral intentan controlar el comportamiento de la vida pública y privada de la población.


Si estos mismos sacerdotes que llevan siglos profesando la moral católica basada en la no ocultación de actos y pensamientos, actuaran de tal manera como profesan, es decir, como si dios los vigilara en todo momento, no necesitarían tapar las cámaras de los tablets y móviles, puesto que serían un testigo de su recta moral y fe, para mayor gloria de Dios.

Claro, una cosa es que la Iglesia controle la interpretación de lo que quiere decir Dios y otra bien distinta es que los feligreses controlen lo que dice y hace la Iglesia.  

El control de la población mediante las nuevas tecnologías es patente, igual que la percepción de los efectos nocivos de la contaminación sobre el cambio climático se está produciendo de manera gradual sobre las diferentes cohortes de edad, pero la percepción del control tecnológico sobre la población aún se da de manera embrionaria.

Es lícito que la población quiera mantener su privacidad frente al intrusismo del control tecnológico, pero también lo es que se quiera mantener la libertad de pensamiento frente a las religiones y cualquier tipo de moral impuesta.                                                                                                                                                                                                                               

                    
                                                       

                               
                                                                 
Parafrasenado a Hegel “El ojo que ves no es ojo por que tú lo veas, es ojo porque te ve” como forma de planteamiento de la construcción de la identidad a través del otro. Fueron los ilustrados humanistas quienes situaron al hombre y la mujer en lugar de dios y, en concreto, Kant, en la dimensión ética, sustituyó la vigilancia divina de la moral por el imperativo categórico donde el hombre es el propio fundamento de sus acciones.



El control de la población es el gran objetivo no declarado del Estado y de todas las instituciones de poder, es nuestra obligación defender nuestra libertad y sistema de garantía de derechos.


domingo, 19 de febrero de 2017

Los lugares vacíos de la política.

“El espacio es un producto material en relación con otros productos materiales –incluida la gente- que participan en relaciones sociales determinadas –históricamente- y que asignan al espacio una forma, una función y un significado social” (Castells, 1996: 488).


“La cuestión es”, dijo Alicia, “si puedes hacer que las palabras signifiquen cosas tan diferentes”.

“La cuestión es” dijo Humpty Dumpty, “quién manda. Eso es todo”. Lewis Carroll.

Como todo el mundo habrá comprobado, la política española está pasando por un periodo de tiempo muy atribulado. Especialmente en lo que se refiere al sistema de partidos y su composición han acaecido numerosos cambios que modificaron su fisonomía y esencia propia. Hace poco el bipartidismo parecía herido de muerte con la emergencia de los nuevos partidos, Ciudadanos y Podemos, que iban a cerrar ese aciago periodo de alternancia entre los dos partidos dinásticos. No obstante, la realidad ha venido a desmentir tan ansiada proposición, dado que Ciudadanos y Podemos no son relevantes en el panorama político, ni parlamentario. Otra cosa bien distinta es lo que aparece hoy día.

El ámbito político es una dimensión omnisciente de nuestra sociedad donde, en mayor o menor medida, se imbrican y articulan todos los aspectos que la componen. Lo político se torna en un lugar de flujo de relaciones y significados sociales que gravitan sobre los intereses de cada estructura social dominante. Cada partido político lucha por ocupar un lugar hegemónico en el lugar de flujo del mensaje político que le permita ocupar un lugar de espacio en el ideario del panorama político y, en última instancia, en el gobierno. 

En el espacio de los flujos, incontables relaciones personales se articulan en macro-redes estructurales y funcionales, donde la ironía es la principal forma de expresión. El espacio de los flujos -capital, información, político, tecnológico- está compuesto por tres niveles de interacción (Castells, 1996). El primero se refiere al espacio de lo político en el nivel micro, donde se encuentran las interacciones personales. La segunda capa se refiere a los nodos y ejes donde se articulan este espacio de microrrelaciones. El tercer nivel se configura en torno a las élites gestoras dominantes, que poseen tanto la capacidad de organizar a los sectores que les son afines, como la de desorganizar y segmentar a las masas y grupos con otros intereses opuestos. 

En este sentido, los partidos políticos compiten por tener presencia en los lugares de flujo de información de nuestra sociedad, medios de comunicación, redes sociales y, en general, por ocupar un lugar central en del flujo del debate político, que se traduzca en un lugar en el espacio político que permita tener probabilidades de gobierno.

La ansiada presencia  hegemónica de los diferentes partidos políticos en los mass media y  redes sociales, redunda en la maximización de la presencia en el lugar de los flujos de información en detrimento de la ocupación del espacio ideológico, lugar en el que deberían habitar los partidos políticos de izquierdas con auténticas aspiraciones de continuidad y, por tanto, de gobierno. 

En la doctrina de la Ciencia Política se afanan en comprobar la contrastación empírica de los conceptos de desideologización de los partidos; la presencia apabullante de los partidos atrapalotodo; la irrupción de los partidos transversales más allá de la izquierda y la derecha; incluso la aparición de partidos que a veces no se llaman partidos para huir de las connotaciones negativas del término (los citados anteriormente). Por otro lado, se aduce que la nueva situación política propicia los nuevos discursos con otros marcos referenciales, que -en última instancia- sólo sirven para ocultar la estructura que sigue realmente operando. Todo esto parece indicar que la competencia política en base al discurso económico schumpeteriano de la destrucción creativa, hará que sólo pervivan en el sistema político los partidos más capaces, es decir, aquellos que sobrevivan mejor a los constantes procesos electorales con victorias y consigan consolidarse dentro de un sistema político plural, competitivo y hostil de 4 partidos de ámbito nacional. No obstante, parece ser que existen lugares vacíos.

Normalmente, y bajo el prisma del electorado, se declara que ya existen suficientes partidos que representen las distintas opciones políticas de los españoles, quizá podríamos apuntar la existencia de overbooking político si considerásemos la posibilidad de la creación de nuevos partidos. Si ya existen dentro del sistema de partidos español cuatro opciones políticas a nivel nacional, ¿cuál es el sentido de crear otros nuevos? El overbooking se produce cuando se venden más asientos de los disponibles, pero la novedad estaría en que se venden varios billetes por asiento ya ocupado, no obstante, otros se quedan vacíos por no tener representación.

Vamos a entrar en faena para definir los lugares vacíos que pueden materializarse en el sistema de partidos español. Por un lado, nos encontramos con el lugar vacío de la derecha. Este haría alusión a la circunstancia de la polémica creada en torno al 
abandono de la presidencia de honor de Aznar en el Partido Popular y el divorcio de FAES respecto al ideario del PP. Las razones que mueven a esta deriva vienen a significarse en una opinión muy generalizada en la derecha más reaccionaria sobre la moderación de las posturas respecto al problema catalán, complementado por la falta de ortodoxia ultraliberal en las políticas económicas aplicadas, puesto que en opinión de los ortodoxos el PP aboga por una doctrina conservadora en su ministerio económico. La confluencia de intereses entre el ala ultraliberal del PP y sectores de ideología  religiosa reaccionaria -como los seguidores de los Legionarios de Cristo- van dando forma a la posible creación de un partido más extremista a la derecha del PP con vigentes paralelismos con el Tea Party norteamericano.


Por otro lado, nos toparíamos con los lugares vacíos de la izquierda, que aunque parezca paradójico por la diversidad interna y propia de la izquierda política española, también los hay. En un primer momento, pondríamos como ejemplo el proceso de derechización del PSOE, agravado por la irrupción de la gestora, que provoca que se consideren acertados los juicios que plantean que la domesticación de la socialdemocracia es ya total y, por tanto, el planteamiento de la defensa a ultranza de los principios capitalistas aún en los ámbitos sociales. No en vano, la abstención propiciada por los diputados del PSOE para la investidura de Rajoy  así lo avalan. A su vez, el apoyo puntual a las iniciativas del PP en el congreso por parte de la bancada socialista dan sentido a lo que viene en llamarse gran coalición de facto, pese a las constantes apariciones desmintiendo este particular.


En un segundo momento, habría que apelar al caso de Podemos, que no ha podido zafarse de un proceso de radicalización política tras el acuerdo con Izquierda Unida. Las investigaciones empíricas sobre la percepción de los partidos por parte de la ciudadanía indican que Podemos es identificado por el electorado como un partido de extrema izquierda, si lo comparamos con el resto. Además, si evaluamos su reciente congreso en el que han triunfado las posturas más cercanas al neocomunismo de Iglesias, todo parece indicar esa deriva extremista. Por tanto, existe un espacio vacío que situado más allá del PSOE y más acá de Podemos, en el que se ubican idearios políticos cercanos al entendimiento entre las dos izquierdas, dando por sentado que es necesaria la huida del servilismo de la socialdemocracia y la erradicación del planteamiento del sorpasso anguitiano. Este posicionamiento político estaría representado por los intereses de dos personajes políticos con marcadas derrotas a sus espaldas, Errejón y Sánchez,  y que cada uno a su manera muestran un camino tendente a la convergencia. Otro cantar sería el posible entendimiento entre ambos y la articulación política del proyecto.

Cada vez más, se oyen voces en el ágora política virtual auspiciando la presencia de otras opciones políticas que representen los intereses de un futuro político circunscrito a otras coordenadas diferentes a las actuales, y en las que el nacionalismo español no sea el núcleo duro de la política nacional y lleve a procesos de colaboracionismo, encubierto o no, entre los partidos de ámbito nacional, apelando a cuestiones de Estado.

Bibliografía:

Castells, M. (1998). La era de la información. Vol 1.

Por Víctor y Antonio.

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lunes, 12 de septiembre de 2016

FUTURIBLES DE LA IZQUIERDA POLÍTICA ESPAÑOLA



“La casa queda lejos de aquí, pero usted no se perderá si toma ese camino a la izquierda y en cada encrucijada del camino dobla a la izquierda……….. El consejo de siempre doblar a la izquierda me recordó que tal era el procedimiento común para descubrir el patio central de ciertos laberintos” Borges. El jardín de senderos que se bifurcan. 

En la vorágine electoral vivida en estos últimos tiempos parece que la izquierda política no ha salido muy bien parada. Tras la jugada de farol de Rajoy en su propia investidura, algunos, los menos, pensarán que de nuevo es el momento de que el PSOE encabece una nueva propuesta para conseguir un nuevo gobierno, pero esta vez desde la vertiente de la izquierda, es decir, aunando apoyos desde Podemos.


De todas formas, tanto el desbloqueo de la situación política como la hegemonía de la izquierda en España, pasa por un necesario pacto entre PSOE y Podemos más el consiguiente apoyo de Cs, o bien de los partidos nacionalistas.
Analicemos las distintas alternativas:  

La actual situación política de la izquierda indica que el pacto PSOE/Podemos, mientras no converjan en la cuestión independentista, parece no ser probable, máxime cuando todavía necesita el apoyo parlamentario de otros partidos y no cabe otra alternativa que citar a los nacionalistas catalanes y vascos. Con todos ellos, sí es posible desalojar a Rajoy del gobierno y encaminar así por buena senda el futuro político del país que, como todos sabemos, camina por el oscuro requiebro de la corrupción sistemática ofrecida por el PP.




No sería nada descabellado decir que tras el fiasco del pacto de PSOE/Ciudadanos de la anterior legislatura, este pacto aparenta no tener futuro, no obstante, los resultados cosechados por Unidos Podemos en los anteriores comicios no son nada halagüeños, de ahí que quizá desde la formación morada haya algún tipo de reacción en la dirección de apoyar un gobierno presidido por Sánchez. En el previsible caso de que Podemos no quiera arriesgar a tener peores resultados en terceras elecciones, es posible que Sánchez obtuviera el apoyo de Podemos y que el discurso constituyente de Cs facilite la coalición Psoe-Podemos-Cs.  

No sería deseable volver a presenciar el anterior vodevil sin desenlace entre Sánchez, Rivera e Iglesias. En este sentido, no solo los emergentes aprenden sobre la marcha. Sánchez, hace bien en evitar un nuevo sainete mediático optando por pasar de la política desiderativa a la política de hechos consumados. Escarmentado de la pasada situación de bloqueo político, en vez de caer en los seductores cantos de sirena de los emergentes, ha decido dar el portazo y esperar a que quienes realmente se encuentren interesados en no repetir elecciones, sean quienes llamen a su puerta. Tal como ha declarado Sánchez, para iniciar esta vía no estaría de más que Rivera e Iglesias pactaran entre ellos antes de intentar marear la perdiz cada uno por su parte.

Aunque se diera tal situación, todo apunta a que sería bastante complejo que los emergentes lleguen a un acuerdo de gobierno, por lo que el rumbo político perfila una nueva cita electoral allá por finales de 2016.

Otra vía alternativa para alcanzar una posición hegemónica en el panorama electoral de los partidos de izquierda sería que en Cataluña se volvieran a repetir los resultados de antaño, es decir, el PSC fuera una fuerza política notoria en Cataluña y Qwerty obtuviera también un incremento de escaños. Con resultados como los anteriores de estas formaciones de izquierda se posibilitaría un pacto a nivel nacional. No consideramos que esto pueda ser posible dado que el PSC, por muy autónomo que se considere, no se alinea con el bloque independentista y su alternativa federal ya no cala en el electorado, y Qwerty deje la ambigüedad mostrada sobre el asunto de la DUI, lo cual no entra en sus planes. Cuando la izquierda obtiene la victoria en Cataluña y Andalucía siempre se traduce en el gobierno en Madrid, de ahí que se vea mermada su potencia electoral en estos territorios.

Sin embargo, la incertidumbre se cierne ante los partidos de izquierda. El PSOE lleva dos fracasos rotundos, cosechando los peores resultados de su larga historia electoral. Por otra parte, Podemos ha sufrido el primer -y potente- revés tras su coalición con Izquierda Unida. Ambos partidos no las tienen todas consigo, puesto que las perspectivas no son muy positivas. Todo ello es consecuencia de la constante lucha cainita desarrollada por las dos corrientes de la izquierda en España, es decir, la comunista y la socialdemócrata. Quizá Podemos se posicionó en sus comienzos en un nuevo planteamiento que orillaba esta dicotomía, pero tras su coalición con IU, todo parece indicar que su posicionamiento estratégico se acerca más al comunismo. Dicha opción es tan lícita como otra cualquiera, sin embargo, en nuestro país comunismo es sinónimo de obsesión por el sorpasso anguitiano. Eliminar a la traidora y domesticada socialdemocracia para ponerse en sus zapatos desde el comunismo democrático. Esto siempre ha traído como consecuencia la debilidad de la izquierda al fragmentar sus apoyos electorales y, por tanto, el triunfo de la derecha -unida en otros tiempos, pero ahora también parcializada.

Por tanto, en el caso de que no llegue a fraguarse una colación entre PSOE-Podemos-Cs y sean necesarias terceras elecciones y, tal como se presume, los resultados de este hipotético nuevo encuentro electoral no difieren mucho de los registrados en los dos comicios anteriores, todo indica que la izquierda no alcanzaría el gobierno, aunque haya un incremento de escaños del PSOE o de Podemos. En ese futurible político, la salida al atolladero tendría una vía en la que Cs ya no sería una opción: el logro de la investidura de un candidato a presidente de un partido de izquierda -por el momento, el PSOE- apoyado por los diputados independentistas catalanes y los partidos vascos. No obstante, para que esta opción sea viable se necesita que los dos partidos de izquierda pongan en marcha dos procesos paralelos, pero igual de importantes. El primero de ellos el abandono de las luchas cainitas entre PSOE y Podemos, lo cual implica defenestrar la idea del sorpasso y trabajar juntos por el futuro de la ciudadanía del país, y segundo, atemperar mucho el posicionamiento centralista relacionado con el nacionalismo español, que por mucho que les pese a los partidos de izquierda está incluido completamente en los marcos de la derecha. Eso hace que, su realineamiento con el PP y Ciudadanos en todo lo relativo a la idea de lo que es España, los aleje de todo posible acuerdo con los partidos independentistas catalanes.

Cuando estos dos procesos se desarrollen y den sus frutos, y teniendo en cuenta que las diferencias entre las distintas formaciones políticas de izquierdas es más de tipo simbólica y discursiva que ideológica y programática, la izquierda política en España será otra, incluso aun no siendo lo que ahora es España.




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lunes, 28 de diciembre de 2015

Elecciones del 20D: ningún ganador absoluto, todos perdedores relativos

Hemos decidido dejar pasar unos días para realizar un post de análisis de las recientes elecciones del 20D. Lo creemos necesario para dejar a los lectores un pausa tras el aluvión de artículos de opinión, noticias en FB, Tuits de todo pelaje, editoriales de periódicos digitales y en papel, etcétera, etcétera, que habrán desbordado toda capacidad crítica y de asimilación posible. Pues bien, no escribimos el 28D con el afán de elaborar un análisis destinado a los inocentes, sino con una perspectiva crítica -como bien indica el título sobre el que se enmarca- que no tiene porque coincidir con la mayoría de los que se hayan podido realizar fruto de la inmediatez y la falta de tiempo y raciocinio. Y no nos queremos referir a todos aquellos análisis sesgados por la cada vez más fuerte corriente orientadora de los medios escritos, cuya naturaleza está perdiendo día tras día los principios del periodismo crítico, riguroso y veraz, para ser sustituido por los intereses propagandísticos y empresariales en el oficio del periodista.



Queremos subrayar que este análisis se circunscribe a los partidos que se presentan en todas las circunscripciones, dado que los partidos, cuyo representación viene marcada por determinadas circunscripciones provinciales focalizadas en comunidades autónomas, no serán tenidos en cuenta.
Comencemos de derecha a izquierda. Ahora que algunos consideran que estas dicotomías pertenecen al lenguaje y la ideología de lo actualmente se denomina vieja política, puesto que ya pasada la campaña y las promesas vacías vuelve a tener la vigencia que nunca perdió. Esa nueva pretensión de sustituir la dicotomía izquierda-derecha por la "novedosa" casta-ciudadanía ha ido perdiendo fuelle, hasta ser olvidada en el baúl de la verborrea partidista. Se generó con muy buenas intenciones pero ha propiciado una reproducción de la casta a través de un partido-movimiento.

Pues bien, el Partido Popular ha sido el gran derrotado -en términos relativos y absolutos- de estas elecciones. No ya tanto por la pérdida de escaños que ha soportado, sino porque la imagen que ha proyectado sobre la ciudadanía que ejerció el voto es nefasta. Hasta el punto de no depurar sus listas de imputados por casos de corrupción en proceso de condena, como ha ocurrido con el diputado por Segovia. Rajoy salió al balcón de Génova, pero, con los datos en la mano, ya sabía que sería muy difícil volver a ser presidente. Es más, pocos días más tarde reapareció su "gran amigo y valedor" Aznar pidiendo un congreso extraordinario abierto, es decir, en el que pudiesen presentarse sucesores al rey ya caído. Harina de otro costal es estudiar dónde han ido a parar el grueso de los votantes que han huido despavoridos hacia otras opciones políticas.

Continuamos con UPyD cuyo hundimiento ha sido íntegro, dado que ha dejado de tener representación parlamentaria y presumiblemente en no mucho tiempo se disuelva como formación política. En su trayectoria se observa que las divisiones internas y la disparidad de pareceres en el funcionamiento de un partido monotemático como éste, siempre llevan a un resultado trágico. También sería digno de destacar que el locus politico que ocupaba ha sido colonizado por otro partido que, además de defender con más pundonor la bandera de la unidad de España, incorpora a su ideario -débil y difumido como adjetivos más definidores de su esencia- la lucha contra la corrupción y la defensa de la regeneración democrática (Ciudadanos). Otros temas serían su coherencia o sus verdaderas intenciones -ya subrayadas en un post anterior.

Ahora pasamos a reseñar el papel de Ciudadanos. Se podría decir que han cosechado un éxito electoral, siempre y cuando entendamos que ha sido su primera contienda electorial estatal y, por tanto, no existen términos comparativos. No obstante, se han colocado como cuarta fuerza electoral, pero su relevancia en términos de escaños les hace ser menos importantes de lo que serían los escaños obtenidos. Un hecho clave es que si Ciudadanos se hubiese situado como tercera fuerza política la investidura de Rajoy hubiese sido un hecho, al ser facilitada por la abstención de los parlamentarios de este partido, pese a no haber firmado ningún pacto de postelectoral, y rechazando su entrada en tareas de gobierno -propiamente dichas. Por eso, su triunfo es catalogado como relativo, y por debajo de las expectativas que todos los sondeos le pronosticaban, aun habiéndole propinado un mordisco muy dañido al electorado del PP.

Continuamos con el PSOE, cuyo resultado ha sido el más nefasto de su larga historia electoral en la época de la segunda restauración. Sin embargo, la valoración que los dirigentes del propio partido han hecho no parece ser tan lesiva, puesto que las cifras que se manejaban conducían a un sonado batacazo, el cual no se ha producido. El temor a la pasokización o la posibilidad de sorpasso anguitiano se desvanecieron al conocerse los resultados. Pero, por otro lado, ser la segunda fuerza política no les sitúa ante una buena coyuntura. Para acceder al gobierno han de concentrar en torno a sí a un nutrido de apoyos políticos parlamentarios, circunstancia que se antoja lejana por determinados puntos de convergencia con otros partidos, nos referimos fundamentalmente a la cuestión territorial y el nacionalismo español que enarbolan. En un principio, entraban en todas las combinaciones de pactos de gobierno posibles, pero quizá al final el diálogo con Podemos podría ser la excusa perfecta para su giro a la izquierda, eso sí, si los pesos pesados dentro del partido y el comité federal no lo impiden, propiciando así una deriva nada clara para el presente y el futuro próximo del partido con más larga trayectoria en el panorama político español.

El gran vencedor sin comentarios en estos comicios ha sido Podemos. Esta es una afirmación que no permite casi matización. ¿Cómo no va a ser vencedor una fuerza política que sin ningún antecedente se sitúa como tercer partido más votado? Pues sí, claro. Pero, ¿permite este resultado gozar de la relevancia política que sus dirigentes tenían en mente? La respuesta es no. Podemos aspiraba a situarse en el segundo peldaño en los resultados electorales para así poder ubicarse en el centro del tablero político y desplazar así al PSOE de la centralidad política y materializar al mismo tiempo el viejo objetivo del sorpasso anguitiano. No obstante, tanto añadiendo como relativizando el peso de los resultados obtenidos por las mareas de confluencia en Cataluña, Comunidad Valenciana o Galicia solo pueden aspirar a desbancar al PP mediante la pertenencia a un gran pacto de partidos de izquierda con la participación de Izquierda Unida y el apoyo de otras fuerzas de izquierda nacionalistas. Es decir, Podemos es un perdedor relativo al no ser un ganador absoluto, dado que la búsqueda de la centralidad le ha generado marginalidad a la hora de los posibles acuerdos.

Para finalizar, el caso de Izquierda Unida ejemplifica una tremenda desventaja motivada por los efectos de la ley D´hont que sólo les permite obtener una exigua representación en el congreso, perdiendo incluso el grupo parlamentario propio, aunque buscarán la posibilidad de repescar a los diputados de IU dentro de las candidaturas de confluencia. No obstante, su futuro pasa por la integración/confluencia/convergencia -concepto con el que más cómodamente se sientan- en partidos que alcancen mayores cotas de competitividad electoral.

El futuro todavía es incierto, dado que ni siquiera se descarta una nueva convocatoria electoral. Unas elecciones como las del 20D con un nivel de competencia tan alto han propiciado la configuración de un parlamento con un alto grado de fragmentación y que hace necesaria la puesta en marcha de políticas de diálogo entre los partidos, y ese talante hace ya tiempo que abandonó el escenario de la política española. Veremos que nos depara el comienzo del nuevo año, que también es el comienzo de un nuevo tiempo, aunque -como muchos nos hagan pensar- el bipartidismo todavía no ha desaparecido, sí han cambiado muchos elementos nucleares.



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El Taller de AV by Antonio M. Pérez Flores y Víctor M. Muñoz Sánchez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial 4.0 Internacional License.


lunes, 14 de diciembre de 2015

De debates electorales y otras diatribas

Hoy nos hemos despertado con la noticia que informa que el Presidente del gobierno elude el debate electoral en la televisión enviando a su segunda, Soraya Sáez de Santamaría, a enfrentarse cara a cara a los primeros espadas de los partidos rivales. Como siempre, Mariano en su habitual ejercicio de soberbia no quiere retarse, ni tan siquiera verse las caras, ni mucho menos debatir con los otros partidos. ¿Quiénes son esos que no tienen ni siquiera representación parlamentaria y son fruto de los escarceos democratizadores y críticos del 15-M? ¿Y esos que cuando llegue la hora de la verdad vendrán a rendir pleitesía a los intereses que los han hecho posibles? Bah, a esa gente que vayan mis subaltern@s, y así yo mientras me dedico a una entrevista televisiva en la que conozco las preguntas, mis asesores me preparan las respuestas y el periodista de turno lo tengo en nómina. También puedo dedicarme a pasearme por el suelo patrio de las emisoras del régimen para comentar los partidos de fútbol, que son realmente mi pasión y dejar de lado ese espinoso asunto de la política y las elecciones, que últimamente me traen preocupado.
Esa soberbia puede denotar un alto grado de autocomplacencia sobre su persona, la cual indica que no ha de medirse a segundones y a partidos -exceptuando al PSOE- que no son rivales para él. También puede evaluarse como un ejercicio de desprestigio propio, al poderse interpretar por parte del electorado que no puede debatir con sus oponentes, dado que lo pueden poner en un aprieto. Ojalá pudiera tener también en nómina a los asesores del resto de los asistentes al debate y así poder influir en sus intervenciones, evitando así la posibilidad de pasar malos tragos con sus envites -pensará él. Pero, lamentablemente todavía nuestras redes no llegan a tanto. Ya quisiera.

Quizá Rajoy esté menospreciando los debates electorales televisados y les otorgue un valor mínimo, por el cual considere que no tienen validez para hacer efectivos apoyos electorales. No en vano, y como reza el lema de campaña del Partido Popular, que los prejuicios no te hagan equivocarte. El electorado -en base a su opinión- no tiene ni siquiera que pensar a donde irá a parar su apoyo, puesto que todo lo objetivo y lo subjetivo indican que su opción política es la mejor posible. Bien, pero la ausencia en el debate y una potencial comparecencia ante los tribunales para rendir cuentas por el caso Bárcenas todavía pueden propiciar un nuevo contexto.


Por otro lado, es cierto que todas las encuestas vaticinan su victoria y posterior acuerdo con Ciudadanos, pero el partido todavía hay que jugarlo y las encuestas sólo sirven de foto fija ex-ante del proceso electoral. Los resultados electorales serán los mejores sondeos y validarán o no esos pronósticos. Rajoy espera que en la campaña no pase nada realmente grave y la lógica y el sentido común actúen en el electorado proporcionándole el apoyo que ellos mismos se han ganado con su acción de gobierno. Conforme más memoria tenga el votante, menos posibilidades tendrá de orientar su voto a su partido. Sin embargo, ya se sabe en la sociedad mediática la memoria es cosa del pasado y la actualidad instaura una dictadura de la que es difícil salvarse.