lunes, 14 de diciembre de 2015

De debates electorales y otras diatribas

Hoy nos hemos despertado con la noticia que informa que el Presidente del gobierno elude el debate electoral en la televisión enviando a su segunda, Soraya Sáez de Santamaría, a enfrentarse cara a cara a los primeros espadas de los partidos rivales. Como siempre, Mariano en su habitual ejercicio de soberbia no quiere retarse, ni tan siquiera verse las caras, ni mucho menos debatir con los otros partidos. ¿Quiénes son esos que no tienen ni siquiera representación parlamentaria y son fruto de los escarceos democratizadores y críticos del 15-M? ¿Y esos que cuando llegue la hora de la verdad vendrán a rendir pleitesía a los intereses que los han hecho posibles? Bah, a esa gente que vayan mis subaltern@s, y así yo mientras me dedico a una entrevista televisiva en la que conozco las preguntas, mis asesores me preparan las respuestas y el periodista de turno lo tengo en nómina. También puedo dedicarme a pasearme por el suelo patrio de las emisoras del régimen para comentar los partidos de fútbol, que son realmente mi pasión y dejar de lado ese espinoso asunto de la política y las elecciones, que últimamente me traen preocupado.
Esa soberbia puede denotar un alto grado de autocomplacencia sobre su persona, la cual indica que no ha de medirse a segundones y a partidos -exceptuando al PSOE- que no son rivales para él. También puede evaluarse como un ejercicio de desprestigio propio, al poderse interpretar por parte del electorado que no puede debatir con sus oponentes, dado que lo pueden poner en un aprieto. Ojalá pudiera tener también en nómina a los asesores del resto de los asistentes al debate y así poder influir en sus intervenciones, evitando así la posibilidad de pasar malos tragos con sus envites -pensará él. Pero, lamentablemente todavía nuestras redes no llegan a tanto. Ya quisiera.

Quizá Rajoy esté menospreciando los debates electorales televisados y les otorgue un valor mínimo, por el cual considere que no tienen validez para hacer efectivos apoyos electorales. No en vano, y como reza el lema de campaña del Partido Popular, que los prejuicios no te hagan equivocarte. El electorado -en base a su opinión- no tiene ni siquiera que pensar a donde irá a parar su apoyo, puesto que todo lo objetivo y lo subjetivo indican que su opción política es la mejor posible. Bien, pero la ausencia en el debate y una potencial comparecencia ante los tribunales para rendir cuentas por el caso Bárcenas todavía pueden propiciar un nuevo contexto.


Por otro lado, es cierto que todas las encuestas vaticinan su victoria y posterior acuerdo con Ciudadanos, pero el partido todavía hay que jugarlo y las encuestas sólo sirven de foto fija ex-ante del proceso electoral. Los resultados electorales serán los mejores sondeos y validarán o no esos pronósticos. Rajoy espera que en la campaña no pase nada realmente grave y la lógica y el sentido común actúen en el electorado proporcionándole el apoyo que ellos mismos se han ganado con su acción de gobierno. Conforme más memoria tenga el votante, menos posibilidades tendrá de orientar su voto a su partido. Sin embargo, ya se sabe en la sociedad mediática la memoria es cosa del pasado y la actualidad instaura una dictadura de la que es difícil salvarse.






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