viernes, 27 de marzo de 2015

Comentarios reflexivos sobre las elecciones en Andalucía


Hemos decidido esperar pacientemente hasta hoy para realizar un post amplio sobre los resultados de las elecciones autonómicas andaluzas. La razón de esta dilación viene motivada por dos aspectos. El primero es que en la sociedad de la información y la inmediatez, las noticias se consumen instatáneamente y pasan a ser basura (es decir, sin actualidad) cada vez más pronto. Por tanto, escribir el día de las elecciones, o incluso el día después sería adherirse al maremoto mediático del día después y no tendría el seguimiento adecuado.

El segundo aspecto tiene que ver con las reacciones posteriores a los resultados, de tal manera que la inmediatez de escribir cuando los vientos ayudaban al vuelo, imposibilitaba analizar las distintas reacciones con calma y mesura, que en estos tiempos son de los mejores consejos.

Ya entrando en faena, sostendremos que el número de escaños, porcentaje de voto y sensaciones políticas obtenidas por el PSOE-A son de lo más halagüeño para dicho partido. No es que queramos pecar de gurúes, pero dentro del seno del partido no las tenían todas consigo y, a tenor de los resultados de las encuestas, a nivel interno esperaban peores resultados. Es obvio que el PSOE ha sido castigado por el electorado al no conseguir mayoría absoluta, pero ha castigado más a otros partidos, concretamente al partido que gobernaba en coalición hasta hace unos días (Izquierda Unida) y al partido que consiguió la mayoría relativa en el parlamento andaluz en los anteriores comicios (Partido Popular).

La decisión estratégica de Susana Díaz de convocar elecciones de manera precipitada y colocarlas en primer lugar en un año lleno de procesos electorales, le ha dado un resultado excelente. Ha mantenido su apoyo entre los votantes y, aunque ha tenido una merma en porcentaje de votos, puede decirse que su resultado es muy positivo. El adelanto electoral pilló a pie cambiado al principal rival que detectaba el PSOE, Podemos, que su estructura débil de partido, la confección de las listas con imposiciones desde Madrid y una campaña no muy afortunada, le hicieron un flaco favor. De hecho, si comprobamos las altas expectativas que albergaban sus candidatos en las autonómicas andaluzas, bien pareciera que han cosechado una derrota, en vez de estar satisfechos con el mayor incremento, tanto relativo como absoluto de los partidos que estaban en liza en estas elecciones. Quizá podrían haber sido mayores las cifras de escaños pero, como ya se sabe, también hay que lidiar con las leyes electorales.

No podemos dejar pasar la ocasión de señalar la cuestión de las reacciones de los simpatizantes y cibercorreligionarios de Podemos en las redes sociales. Hemos podido comprobar como la saña y el desprecio al electorado andaluz han sido las tónicas dominantes. Como si el voto de un ciudadano andaluz que votase al PSOE-A valiese menos o lo hiciese motivado por coacciones e incompetencias cognitivas o educativas. En fin, una sarta de patrañas de las que muchos que tenían simpatía por Podemos, han tomado nota. La estrategia del ninguneo y la desfachatez en argumentos descalificadores sobre los electores andaluces, no dice nada bueno de ese conjunto de simpatizantes, candidatos o miembros de círculos de toda índole.

Hay que saber ganar, saber perder y reconocer a los ganadores. Ese es uno de los mejores indicadores de conocimiento de la vida política y de los principios básicos que todos compartimos. Consideramos que el acercamiento implícito de Anguita a los postulados que representaba Podemos no ha sido de gran ayuda. Todo lo contrario, ha hecho converger el resultado de Podemos al de Izquierda Unida, principal damnificada de estas elecciones.

En el otro extremo, encontramos a Ciutadans, principal revelación en estas elecciones, que ha cosechado un importante número de escaños en su primera aparición en las elecciones andaluzas. Mención aparte tendría UPyD, cuyas expectativas de obtener representación se han visto dilapidadas. Las reacciones internas no han acabado con las divergencias mostradas por algunos destacados miembros de su dirección y hasta se pide desde algunas voces la dimisión de Rosa Díez. La responsabilidad política de los resultados tan nefastos se le pide a Díez, que no dimitirá -como ya han demostrado sobradamente otros miembros de la élite política- y no recaen en el candidato ni en el partido a nivel andaluz.

 Por otro lado, sigue extendiéndose una idea que es necesario desechar y es que después de escuchar las distintas valoraciones de los líderes políticos sobre los resultados electorales, da la impresión que ninguno ha perdido. Pues se escudan en comparaciones con otros comicios, o bien otra estratagema numérico-cabalística para maquillar lo que sería un desastre.

Para ser francos, valoraremos que PSOE-A, Podemos y Ciutadans han ganado las elecciones, cada uno con sus particularidades en su lectura, mientras que PP-A e Izquierda Unida han sido los grandes derrotados. Ambos han visto menguados sus representantes en el parlamento notablemente; más en el caso de IU que hasta el momento en el que consiguieron el último escaño, incluso se dudaba de su posibilidad de poder formar grupo parlamentario propio.

Andalucía ha hablado en las urnas y puede llevar a gala ser una de las tres únicas comunidades autónomas, unida a Cataluña y País Vasco, donde nunca ha gobernado el partido de la derecha, directamente o mediante coalición de gobierno. Por último, consideramos de esencial importancia el fenómeno posibilitado por Ciutadans en el espectro político, puesto que ha terminado con uno de los principales potenciales de la derecha política, es decir, su unidad.



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El Taller de AV by Antonio M. Pérez Flores y Víctor M. Muñoz Sánchez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial 4.0 Internacional License.

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