miércoles, 4 de febrero de 2015

Nacionalismo: la ambigüedad de Podemos

En los tiempos que corren en España la indefinición en materia de la estructura del Estado en un partido político no es una buena alternativa. En el caso de Podemos se observa dicha situación. Hemos oido por boca de los distintos dirigentes del nuevo partido una cosa y otra respecto a este tema. Es decir, Podemos se sitúa a favor del derecho a decidir de los catalanes y defendiendo el derecho de autodeterminación de los pueblos como materialización de la Carta de los Derechos Humanos, no obstante, también se oyen voces que los sitúan en la ambigüedad a la hora de definirse en este aspecto. Se puede discrepar de la opinión vertida por Félix Ovejero en una entrevista concedida a la revista El viejo topo en la que sostiene que no se puede ser de izquierda y nacionalista a la vez

Quizá sea esta opción por la que se abogue desde Podemos. Ya viene siendo una constante desde hace unos años la emergencia de un debate teórico, que como siempre tendrá efectos sobre la práctica y el discurso político, en torno a la existencia, vigencia y plasmación de un nacionalismo español de izquierdas. A dicho desarrollo ha contribuido notablemente la sabia línea marcada por Ramón Cotarelo en su blog Palinuro, donde ha dedicado numerosas entradas a este tema intentado aclarar, remarcar, perfilar y diferenciar el nacionalismo español desde la óptica de la izquierda española

La ambigüedad mostrada por Podemos es totalmente fundada, dado que su interés es ganar las elecciones a nivel nacional. Los que se dedican a la confección de la parte ideológica del nuevo partido -uno en el que este papel está fundamentado- se decantan por la formulación del nacionalismo español de izquierdas y dejan el debate sobre la posible secesión de Cataluña o de cualquier otro territorio que integra España, para más adelante debido a que la victoria electoral es el único leit motiv en estos momentos, de ahí la indefinición y la huida hacia adelante cuando se les cuestionan sobre este asunto. Pero recuérdese que este punto no es cuestión baladí, de tal manera que no se debe dilatar mucho esta plasmación ideológica y programática. Otra cosa es que en base a esta futura definición se establezcan nuevas críticas por parte de los partidos dinásticos y sus medios afines.

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