El control del comportamiento de los individuos y de la
población ha sido el objetivo no declarado de la mayor parte de las formas
estatales conocidas, donde se han empleado distintas estrategias y mecanismos,
desde la instrumentalización de alguna forma de religión al adoctrinamiento
político y la represión, para lograr el control de la población.
Durante siglos la iglesia católica también se ha esforzado en adoctrinar y
convencer a sus feligreses en la idea de que Dios los vigila en acto,
pensamiento, palabra y omisión, y al igual que Jonás nadie se puede esconder de Dios.
Según Thomas, si las personas definen determinadas
situaciones como real, aunque no lo sean, éstas tienen consecuencias reales.
Tomemos como ejemplo a los “Últimos de Filipinas”, quienes seguían combatiendo porque pensaban que aún no
había acabado la guerra, o bien la genial narración radifónica de la Guerra de
los Mundos realizada por Orson Wells en 1938, donde muchos norteamericanostomaron como real el cometido de ficción de la retransmisión dando lugar a la histeria colectiva, incluso llegando a darse casos de personas
que afirmaban haber visto lo que Orwell narraba de manera fantástica. En otro
orden de cosas, también tenemos el ejemplo del documental sobre el golpe de
Estado realizado por Jordi Évole dando lugar a la emisión no deportiva másvista de la cadena.
Fue Orwell quien plasmaría magistralmente en su distopía
1984 la idea de un control absoluto de la población, realizada por un modelo de Estado Total, liderado por
un supuesto líder a quien nadie había visto en persona, el Gran Hermano, que
como Dios, hacía de padre ausente encargado de vigilar y juzgar todos los actos
de los miembros del Estado mediante el control tecnológico.
En general, muchas formas de gobierno se han valido de
alguna religión como forma de control, puesto que adoctrinar a la población en
la idea de que un entre con cualidades
divinas puede vigilar todos sus actos es una forma de control mental y moral de los individuos sin la necesidad de aplicar un control de tipo tecnológico.
En sentido extenso los sacerdotes son especialistas en
producción y venta de ritos, bienes inmateriales y sistemas racionalizados de
salvación. Mediante la instrumentalización de la moral intentan
controlar el comportamiento de la vida pública y privada de la población.
Si estos mismos sacerdotes que llevan siglos profesando la
moral católica basada en la no ocultación de actos y pensamientos,
actuaran de tal manera como profesan, es decir, como si dios los vigilara en
todo momento, no necesitarían tapar las cámaras de los tablets y móviles,
puesto que serían un testigo de su recta moral y fe, para mayor gloria de Dios.
Claro, una cosa es que la Iglesia controle la interpretación
de lo que quiere decir Dios y otra bien distinta es que los feligreses controlen lo que
dice y hace la Iglesia.
El control de la población mediante las nuevas tecnologías
es patente, igual que la percepción de los efectos nocivos de la contaminación
sobre el cambio climático se está produciendo de manera gradual sobre las
diferentes cohortes de edad, pero la percepción del control tecnológico sobre
la población aún se da de manera embrionaria.
Es lícito que la población quiera mantener su privacidad
frente al intrusismo del control tecnológico, pero también lo es que se quiera
mantener la libertad de pensamiento frente a las religiones y cualquier tipo de
moral impuesta.
Parafrasenado a Hegel “El ojo que ves no
es ojo por que tú lo veas, es ojo porque te ve” como forma de planteamiento de la construcción de la identidad a través del otro.
Fueron los ilustrados humanistas quienes situaron al hombre y la mujer en lugar de dios y, en concreto, Kant, en la dimensión ética, sustituyó la vigilancia divina de la moral por el imperativo
categórico donde el hombre es el propio fundamento de sus acciones.
El control de la población es el gran objetivo no declarado del
Estado y de todas las instituciones de poder, es nuestra obligación defender
nuestra libertad y sistema de garantía de derechos.
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