domingo, 16 de abril de 2017

Gran Hermano

El control del comportamiento de los individuos y de la población ha sido el objetivo no declarado de la mayor parte de las formas estatales conocidas, donde se han empleado distintas estrategias y mecanismos, desde la instrumentalización de alguna forma de religión al adoctrinamiento político y la represión, para lograr el control de la población.

                                             Santa María Maggiore en Roma
                                                
Durante siglos la iglesia católica  también se ha esforzado en adoctrinar y convencer a sus feligreses en la idea de que Dios los vigila en acto, pensamiento, palabra y omisión, y al igual que Jonás nadie se puede esconder de  Dios.

Según Thomas, si las personas definen determinadas situaciones como real, aunque no lo sean, éstas tienen consecuencias reales. Tomemos como ejemplo a los “Últimos de Filipinas”,  quienes seguían combatiendo porque pensaban que aún no había acabado la guerra, o bien la genial narración radifónica de la Guerra de los Mundos realizada por Orson Wells en 1938, donde muchos norteamericanostomaron como real el cometido de ficción de la retransmisión dando lugar a la histeria colectiva,  incluso llegando a darse casos de personas que afirmaban haber visto lo que Orwell narraba de manera fantástica. En otro orden de cosas, también tenemos el ejemplo del documental sobre el golpe de Estado realizado por Jordi Évole dando lugar a la emisión no deportiva másvista de la cadena.                                         

Fue Orwell quien plasmaría magistralmente en su distopía 1984 la idea de un control absoluto de la población, realizada por un modelo de Estado Total, liderado por un supuesto líder a quien nadie había visto en persona, el Gran Hermano, que como Dios, hacía de padre ausente encargado de vigilar y juzgar todos los actos de los miembros del Estado mediante el control tecnológico.

En general, muchas formas de gobierno se han valido de alguna religión como forma de control, puesto que adoctrinar a la población en la idea de que  un entre con cualidades divinas puede vigilar todos sus actos es una forma de control mental y moral de los individuos sin la necesidad de aplicar un control de tipo tecnológico.

En sentido extenso los sacerdotes son especialistas en producción y venta de ritos, bienes inmateriales y sistemas racionalizados de salvación. Mediante la instrumentalización  de la moral intentan controlar el comportamiento de la vida pública y privada de la población.


Si estos mismos sacerdotes que llevan siglos profesando la moral católica basada en la no ocultación de actos y pensamientos, actuaran de tal manera como profesan, es decir, como si dios los vigilara en todo momento, no necesitarían tapar las cámaras de los tablets y móviles, puesto que serían un testigo de su recta moral y fe, para mayor gloria de Dios.

Claro, una cosa es que la Iglesia controle la interpretación de lo que quiere decir Dios y otra bien distinta es que los feligreses controlen lo que dice y hace la Iglesia.  

El control de la población mediante las nuevas tecnologías es patente, igual que la percepción de los efectos nocivos de la contaminación sobre el cambio climático se está produciendo de manera gradual sobre las diferentes cohortes de edad, pero la percepción del control tecnológico sobre la población aún se da de manera embrionaria.

Es lícito que la población quiera mantener su privacidad frente al intrusismo del control tecnológico, pero también lo es que se quiera mantener la libertad de pensamiento frente a las religiones y cualquier tipo de moral impuesta.                                                                                                                                                                                                                               

                    
                                                       

                               
                                                                 
Parafrasenado a Hegel “El ojo que ves no es ojo por que tú lo veas, es ojo porque te ve” como forma de planteamiento de la construcción de la identidad a través del otro. Fueron los ilustrados humanistas quienes situaron al hombre y la mujer en lugar de dios y, en concreto, Kant, en la dimensión ética, sustituyó la vigilancia divina de la moral por el imperativo categórico donde el hombre es el propio fundamento de sus acciones.



El control de la población es el gran objetivo no declarado del Estado y de todas las instituciones de poder, es nuestra obligación defender nuestra libertad y sistema de garantía de derechos.